De las Cenizas el Fénix: María Eva Habla sobre Renovación, Marihuana y su Nuevo Disco

Nota por Marian Venini publicada originalmente en El Planteo. Más artículos por El Planteo en High Times en Español.

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Todo el mundo conoce el mito: el fénix es un ave de fuego que muere y renace constantemente, símbolo de resurrección y renovación. Claro, todo el mundo conoce la historia, pero pocas personas la viven. Y es tal el caso de María Eva Albistur, compositora y productora argentina que, tras burlar una muerte que parecía certera, lanza Fénix, su cuarto disco. En esta entrevista, la música habla a propósito de su pasado y su futuro, y sobre cómo la marihuana juega un papel crucial en ambos.

Saliendo del nido

El interés de María Eva por la música se dio temprano, de chica, agarrando cada vez con menos timidez la guitarra de su madre. Luego de un par de años de clases, un amigo le hizo notar que sus dedos buscaban más las líneas de bajo que los acordes de la guitarra. “Me dice: ¿por qué no tocás el bajo?’. Y yo le dije ‘tenés razón’”, cuenta María Eva. “Mi hermana me acompañó en un tren a Santos Lugares y me compré mi primer Faim. Trabajé, ahorré y me lo compré”. ¿Faim? La legendaria Fábrica Argentina de Instrumentos Musicales, ubicada en Zona Sur.

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“Ahí empezó todo un camino”, sigue María Eva. “No había tantas escuelas, vos buscabas un profesor que te enseñaba de forma particular”. Y lo encontró, tomando clases con el mismísimo Machi Rufino, que supo formar parte de varios proyectos clave del rock nacional, como de Invisible, Pappo’s Blues, varios discos de Spinetta, y Chaco de lllya Kuryaki and the Valderramas.

maría eva fénix

Ya más de grande, encontró una salida laboral en la música, en forma de una banda de covers altamente solicitada que llegaba a hacer varias funciones por noche. Asimismo, el aprendizaje de la bajista comenzó a crecer, abarcando estudios de piano y composición. Y así como se ampliaba su educación, se ampliaban las oportunidades: “Apliqué para estudiar en Nueva York pensando que no me iban a aceptar y me aceptaron. El curso era por tres meses, y me fui… me fue bien”.

Tan bien le fue que la becaron para que siguiera estudiando. Y también tuvo la chance de trabajar tocando en proyectos cada vez más interesantes. Pero hubo una propuesta claramente superadora: la de hacer la gira 19 Días y 500 Noches con Joaquín Sabina. De más está decir que no se lo pensó demasiado: “Ahí me fui para España. Me fui por tres meses y no volví por seis años”, ríe.

Volando alto

Todo muy emocionante, pero como dice Dorothy, no hay lugar como el hogar, y después de un par de años María Eva empezó a simpatizar con ese sentimiento. Así que emprendió la vuelta a la matria, donde sólo se encontró más puertas que se abrían. Esta vez, con nada más ni nada menos que Charly García. “Azarosamente terminamos en una grabación, y estuvo buenísima, y ahí Charly me ofreció hacer la grabación de Kill Gil”, relata la música. “Grabamos en mi casa y en el estudio de Palito (Ortega)”.

Y así fue como María Eva formó parte de un disco de uno de los músicos más emblemáticos del rock nacional, encargándose no sólo de parte de la producción sino de la grabación de coros, teclados, guitarra y, por supuesto, bajo.

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Si bien se destaca como instrumentista y productora, paralelamente siempre estuvo grabando y componiendo temas propios. Ya en Nueva York, donde la composición era parte del estudio, comenzó a grabar sus propias canciones. Más tarde, en medio de la gira en España, surgió una propuesta para grabar. “Sabina me apoyó, me prestó su estudio… terminé grabando mis cosas ahí”, dice María Eva. Pero el vuelo no se vio sin turbulencias. La artista resume: “Iba a salir por una vía más comercial, y al final yo decidí que no quería hacer un disco comercial. Hice un disco más experimental, por una vía más pequeña, digamos”.

maría eva fénix

Y así, junto con el nuevo milenio, nació Insomne (2000), el primero de sus dos discos que saldrían en España, además de Avatar (2004). Su tercer disco ya compartiría su nacionalidad: al tiempo que trabajaba con Charly y otrxs artistas, grabó Más ahora que después (2010).

Con semejante currículum, tres discos al hombro, uno en camino, y un hijo recién nacido, el destino parecía no parar de sonreírle. Pero hay ciertas vueltas de la vida, ciertos azares del destino, que te dejan patas para arriba. El cáncer es una de ellas.

El rayo y el fénix

María Eva se encontraba en un marcado cambio de rumbo en cuanto a lo personal (recién convertida en madre) y en cuanto a lo musical. “Empecé a experimentar más por el lado electrónico, empezaron a gestarse los temas del disco de ahora. Pasé por todo un proceso”, detalla. Pero por más proyectos que se tengan, a veces la vida tiene otros planes. “Cuando ya estábamos plasmándolo, vino la enfermedad y paró todo”.

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En el 2017 le diagnosticaron cáncer de garganta (a ella, cantante; a ella, acostumbrada a decir las cosas de frente y claras, sin tapujos), por lo cual se vio obligada a suspender básicamente todo. Se encontraba en un punto caramelo laboral, abriendo con Santa Fe (banda liderada por ella) fechas de artistas de calibre como Stevie Wonder, Elton John, Sade, Julieta Venegas y Ricky Martin. Y con su último disco casi listo, casi para sacar del horno.

Ese momento eligió la enfermedad para avanzar tanto que no quedó otra que ir a operarse a Nueva York, en un retorno por demás amargo. Durante varios años de tratamientos, operaciones, viajes, internaciones e infiernos similares, su vida quedó así, en pausa, en un veremos eterno, en un mar de incertidumbre.

Y también quedó en pausa el disco, guardado durante tres años. Hasta que volvió a escucharlo a principios del 2020, y vio que le seguía gustando, y vio que quería terminarlo. Y así fue.

Así es como acaba de salir a la luz Fénix, el disco más distinto, más cargado de María Eva… pero también el más alegre. “No es un disco que refleje eso desde un lado melancólico, o de bajón. Curiosamente, el disco que hice en la etapa más difícil y más triste de mi vida es el disco más alegre y bailable que tengo”, explica la compositora.

Pero aunque sea bailable, eso no significa que sea light, o bobo. Sus letras y sus temáticas suelen ser más profundas, y con todo lo que le estaba pasando al componerlo, no daba para menos. “Fue un disco muy empapado de todo lo que me pasó”, afirma. De hecho, uno de sus temas, ‘El rayo‘ (cuyo video dirigido por Luis Ortega se estrenó en junio), está inspirado en la experiencia del tratamiento contra el cáncer.

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En contraposición, dice que no le surge mucho escribir sobre amor. O sí, “pero desde una mirada más existencialista”. Y si te parece que ese tono no puede quedar bien con un tinte electropop, es porque no escuchaste el disco.

Fénix salió el 30 de julio en todas las plataformas, constando de 9 temas y antecedido por tres videos. Además de ‘El rayo’, primer single del disco, salieron videos de ‘King Kong’ (animado por Javiera Irusta) y ‘Fénix’, realizado por Vruma Ottavianelli. En cuanto a la producción, fue un esfuerzo conjunto de María Eva con Ezequiel Araujo, una dupla ya histórica en este tipo de trabajos.

Así las cosas: después de osear a la muerte y pasar un par de años entre las cenizas, María Eva resurge diferente, otra, renovada, pero todavía ella misma. Y prendida fuego.

Humo salvador

Y hablando de prenderse, cabe mencionar que María Eva tuvo una aliada incondicional durante todos estos años (y especialmente en la última etapa): la marihuana. Hoy es una acérrima defensora del cannabis medicinal. Y con autoridad de sobra, ya que vivió sus beneficios en carne propia.

Si bien lo hacía de manera intermitente y recreativa, María Eva ya consumía desde adolescente. Como tantas cosas en la vida, el consumo iba y venía por etapas. Ya de adulta prefería no utilizarla para trabajar, porque le “sacaba un poco la energía”. Un par de años más tarde, esto cambiaría rotundamente.

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“La verdad que cuando me enfermé fue muy salvadora”, afirma María Eva. “Al principio, acá no la usaba, porque no tenía acceso al aceite, no llegaba hasta acá”. Sin embargo, cuando se vio obligada a ir a Estados Unidos para seguir el tratamiento, ese panorama cambió. Allá existe hace varios años una industria de cannabis medicinal ampliamente desarrollada. Por ende, no le fue muy difícil conseguir un doctor especializado en cannabis medicinal que se encargara de su caso y le recetara un vaporizador recargable.

“Recién me había operado y quería algo que me ayude con el dolor”, cuenta. “Terminé la operación y estaba muy débil, y el vapo me hizo muy mal, no me gustó”. Ahí comenzó un periodo de prueba y error: que el aceite sí, que el vapo no, que tal o cual composición… Por fin pudieron encontrar la mejor opción para ella, en forma de un vaporizador con una proporción de THC y CBD adecuada.

Hay gente que elige tomar sólo CBD, pero éste no es el caso de María Eva, que entiende los beneficios medicinales de ambos compuestos. “El CBD me viene bárbaro cuando estoy más débil físicamente… pero me gusta que me pegue el porro”, ríe.

Asimismo, la artista no está exenta de todos los obstáculos que implica ser paciente de cannabis medicinal. “En el 2017 no había mucha cultura del CBD acá”, relata. “Para mí, fue descubrir todo un mundo que no estaba acá. Me vino super bien. No podía creer que no existiera esto en Argentina”.

Hoy, tal panorama está cambiando a pasos agigantados… pero todavía queda mucho por hacer. María Eva explica: “El primer obstáculo es que nunca sabés, por más que encuentres a alguien que haga el aceite, no sabés qué estás tomando. Quizás es solo aceite de oliva”. Efectivamente, son vox populi los casos de estafadores sin escrúpulos que se aprovechan de las personas que necesitan medicina para vivir y más en un entorno escasamente regulado como el del cannabis.

“Por eso acá dejé de tomar aceite, tomo muy poco. Trato de tomar más del vapo, ya que consigo cartuchos de Uruguay o Estados Unidos… y son caros. Pero bueno, no fumo mucho, me duran. Son para terminar el día, para relajarme, para desconectar, y me alivia el dolor”, detalla.

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La artista tiene la suerte de conseguir esta medicina, pero es consciente de su privilegio y aboga por una ampliación de este tipo de oportunidades: “Ojalá que haya más regulación y no tarden mucho en hacerlo, porque la verdad que si a mí me ayudó, la cantidad de gente que hay que sufre un montón otras enfermedades…”.

Además, destaca la falta de información y sobra de prejuicios que posee el personal de salud, que no está capacitado todavía para realizar tratamientos con cannabis. “Es un bajón, porque es una gran herramienta. En vez de darte un Alplax, te podrían dar marihuana para pasarla mejor. Aunque sea con un efecto placebo, te hace sentir mejor y es re importante eso”.

Es imposible decir qué hubiera sido de la salud de María Eva sin esta planta medicinal; sin duda su camino hubiera sido mucho más duro. Nunca lo sabremos con certeza, pero hoy por hoy podemos esbozar a dónde se dirige: para adelante y para arriba.

Fotos cortesía

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